
Me ocurre siempre, cada vez que tengo la oportunidad de anhelar la cumbre y de sentir la soledad en el silencio de sus estancias, que una paz interior y una calma inexplicable me aislan por completo.
Calatrava La Nueva es un sitio mágico, único y capaz de ser percibido como distinto cada vez que se visita.
El corazón palpita por el esfuerzo en la subida a través de su empinado acceso con un deseo incontenible por acercarme al cielo e intentar rozar las nubes con la yema de los dedos.
Desde allí arriba la pupila se deleita en la distancia de un verso como el poema pétreo más perfecto.
El tiempo se detiene en sus entrañas para acercarnos a lo que antaño fuimos, a lo que ahora somos. Apenas todo y apenas nada. Tan sólo el silencio y yo a ras del viento, mientras dos buitres planean sobre el tiempo y mis pensamientos.
1 comentarios:
Gloriosa su belleza, sorprendete su elevado ascenso.
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