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jueves, 26 de enero de 2012

Poemas para vivir cada día

Y así voy caminando

Hace tiempo que decidí
ser uno mismo,
escuchar al sentimiento
inundarme de palabras
y llenarme los instantes
de silencios
-corazón lleno de lluvia
en torrentes de armonía-.

Y decidí
dejar que la palabra
escogiese su posición en la escritura,
que rompiese la sintaxis
y antepusiese el ritmo
-cenicienta en el anhelo
de besar la luna llena-
al esquema concebido.

Desde entonces
el poema es una incógnita,
un suspiro entrecortado
que sorprende al pensamiento
a su gusto
y a su antojo.

Salta la sonrisa
de repente
más allá del alcance
de la pluma
en un verso entrecortado;
o la calma serena
los sentidos
en secuencias prolongadas
de oleajes
que derraman en la playa
y en la hoja
mareas continuas de poesía.

Y así voy caminando
día a día.
Un verso se anticipa
a la alborada
al despuntar el día
en la ventana
y la noria
anclada en el sendero
me vierte cangilones
-desde el pozo de sed
que mana cristalino-
a la aljibe de seda
de mis labios.

domingo, 8 de enero de 2012

Poemas para vivir cada día

“Poemas para vivir cada día” es un libro de autoayuda para entender las circunstancias que nos rodean, los estados de ánimo que nos condicionan y la manera de comportarnos ante los acontecimientos de la vida, a través del instante que el verso vierte ante nosotros.

Sin embargo, estoy totalmente convencido de que tan sólo es preciso saber percibir el momento puntual, dejarse llevar por las situaciones que los sentimientos estimulan, para entender que lo único que verdaderamente existe es el preciso y precioso instante que nos ocupa.

A nuestro alrededor, la vida nos ofrece cada día situaciones y percepciones distintas que debemos vivir con la intensidad que cada oportunidad nos ofrece, porque jamás un instante es idéntico a otro. ¡Aprovechémoslas con todas nuestras ganas!


Voy en busca del ser que va conmigo
y acompaña mi paso a cada instante,
voy en busca de un ser tan semejante
que no logro saber a quien persigo.

Voy buscando la mano del amigo
que tendida ante mí está delante,
voy buscándome a mí en el semblante
que confunde mi yo con su testigo.

Voy en busca del hombre esperanzado
que muy dentro de mí tiene un sembrado
de manojos de amor y paz henchida,

blancos lirios de sol, rojo rosal,
y en el centro del cuerpo un manantial,
donde beben los dos agua llovida.