Siempre he pensado que no existe otro instante más que el preciso momento que habito entre la expiración y la siguiente aspiración. Así de simple es la existencia y así sencillo debería ser entender el momento que nos ocupa.
Nos pasamos la vida viviendo en los recuerdos del pasado o planificando lo que ha de ser el futuro, sin ser conscientes de que es el ahora, el momento preciso, lo circunstancial del instante lo que nos hace plenos e intensos en cada segundo.
Este momento puntual en el que intento transmitir mis sentimientos con la sinceridad de quien escribe de sí mismo su percepción más particular de la existencia:
Lo circunstancial es aquí y ahora
Lo circunstancial
es aquí
y ahora,
el instante preciso
en el que te miro
y tú me miras;
el instante
en el que sin decirnos nada
nos lo decimos todo,
y las bocas abundan las manos
para abarcarnos enteros;
el paso previo
a tenerme
y a tenerte,
a tenernos los dos
en un único espacio
irrepetible
y juntos.
Lo circunstancial
es aquí
y ahora,
el instante preciso
que compartimos siempre.
Nos pasamos la vida viviendo en los recuerdos del pasado o planificando lo que ha de ser el futuro, sin ser conscientes de que es el ahora, el momento preciso, lo circunstancial del instante lo que nos hace plenos e intensos en cada segundo.
Este momento puntual en el que intento transmitir mis sentimientos con la sinceridad de quien escribe de sí mismo su percepción más particular de la existencia:
Lo circunstancial es aquí y ahora
Lo circunstancial
es aquí
y ahora,
el instante preciso
en el que te miro
y tú me miras;
el instante
en el que sin decirnos nada
nos lo decimos todo,
y las bocas abundan las manos
para abarcarnos enteros;
el paso previo
a tenerme
y a tenerte,
a tenernos los dos
en un único espacio
irrepetible
y juntos.
Lo circunstancial
es aquí
y ahora,
el instante preciso
que compartimos siempre.