Existo
Existo.
Estoy.
Me palpo.
Me toco en este instante
para saberme cierto.
Abro los ojos y contemplo
el descenso de la tarde
a través de la ventana.
Me aferro con las manos
a este único momento.
Ahora.
El preciso segundo que me ocupa.
Huelo intentado atrapar los olores.
Todos los olores del recuerdo
y del olvido.
Escucho cómo el viento golpea
el alféizar de la ventana…
Y sigo a través de otro segundo.
Uno a uno,
paso a paso,
desgastando el encuentro
de la tarde con la noche,
lentamente descendiendo,
contemplando la unión de este momento
para sentirme vivo,
para sentirme cierto.