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martes, 22 de marzo de 2011

Agua

Cangilones sedientos de esperanza

Me recuerdo pequeño y diminuto
- todavía casi nada –
sentado en el patio de mi casa
de la calle Don Jorge.
Mamá me encomendaba
vigilar el grifo y la tinaja
cuando daban el agua.

El sonoro sonido de aquel chorro
al caer desde el grifo a la tinaja,
(desde arriba en la distancia)
provocaba en mí un temor inesperado
de caverna ancestral.

Rugía en el vientre de barro
el líquido elemento
con la urgencia del tiempo de escasez
como un grito desgarrado
en la mañana.

Tan sólo era un niño
que aún no entendía nada.

Con el paso del tiempo
en cada esquina
y las noches de niebla en la ventana
el amor a esta tierra ha desbordado
cangilones sedientos de esperanza.

Aquel niño pequeño y diminuto
sigue estando vigilante en la tinaja.
Y en el cauce de sed de cada río
cristalino es mi verso
y blanca mi palabra.

lunes, 21 de marzo de 2011

Ponme un nombre de amor

Cada 21 de marzo celebramos el día mundial de la poesía.

Si algo ha caracterizado a través de los siglos a la poesía ha sido la capacidad de convertirse en referente intrínseco a la expresión del amor.

Hablar de poesía es activar en el subconsciente un espacio donde la interpretación del mensaje nos habla de amor, anticipándose a todo lo demás.

Mi contribución humilde y sincera a este Día Internacional tiene nombre de amor:


Ponme un nombre de amor
entre los labios
que me haga sentir
el mar y el cielo,
del color del rosal
-sol terciopelo-
sin espinas de sal
entre los dedos.

En tus manos de flor
me acerco al sueño
de la ola en la arena.
Y en la espera de luz
-sed del arroyo-
con mi nombre
en tu voz
-susurro al viento
de la tarde que se pierde
en la distancia-
alcanzo el cielo.

Ponme un nombre de amor
a ras del suelo.

sábado, 12 de marzo de 2011

11-M-2004

Mejor no sentir nada. Sentirme un animal irracional sin sentimientos, que padecer esta angustia insoportable en mis entrañas, que me derrumba en el esencia misma del ser y que me atrapa en la retina y desangra imagen tras imagen en los pasos anónimos que se pierden, uno a uno, la vida en un instante.

Mejor no sentir nada para poder elevar un solo grito al cielo, salvaje, rasgado, profundo, ajado (acaso maullido o llanto) sobre la memoria reciente y sobre el último aliento desconcertado aún de tantos y tantos de nosotros.

Mejor no sentir nada, saberme ajeno a cuanto acontece a mi alrededor; particular y aislado en un espacio único donde sólo exista el paso del tiempo en la distancia de los años, el silencio y una vida por delante donde aprender a cada segundo a descubrir las cosas.

Hubiese sido mejor no sentir nada, que saber que he de vivir todos mis días desde ahora con la impotencia en la primera luz de la persiana y una pesadilla sin límites en el sueño de cada noche. Saberme derrotado de repente, minúsculo y pequeño (acaso nada) herido allí donde el dolor no tiene cura y no es posible que la herida cicatrice ni con el paso del tiempo, ni con un verso de amor y de esperanza entre los labios.

Desde ahora, estoy (estamos) condenados a caminar los instantes con la incertidumbre más incierta en cada paso, con la desconfianza más desconfiada en las miradas, con el temor más temible en cada gesto, con el recuerdo perenne e imborrable cada mañana…

Este golpe imprevisible del destino, ha de hacernos pensar y reencontrarnos. Sabernos todos uno en el dolor de los otros y aspirar cada mañana a hallar juntos, de nuevo, un espacio donde quepa una sonrisa y un poema de luz y de palabras. ¡Que la vida se marcha en cada vuelco y hoy la vida nos llora y se derrama en la grieta profunda que me abarca!

Recapacitemos juntos. Descubramos el mañana. Que este peso que me oprime y que me angustia necesita de ti y de vosotros, necesita de cientos de pupilas que han llorado, necesita muchas noches y alboradas para hacernos de la rabia y de la ira encontrar el abrazo y la palabra.

No es sencillo. Lo sabemos. Habremos de poner en ello el alma. Las vidas anónimas que perecieron cuando el sol dibujaba la alborada para hacernos comprender la realidad más cruel. Ilusiones, proyectos, esperanzas, el amor más sincero en la mirada… Preocupaciones, problemas, sinsabores… la vida misma reflejada en cada uno de los rostros que anhelaban cumplir otro minuto.

La responsabilidad es de todos. Sentémonos y hablemos. Recuperar la esperanza no es difícil, si lo hacemos pensando en el mañana. Tenemos que poner todo el esfuerzo para que este sentimiento que me atrapa nos devuelva el abrazo más sincero, nos hermane de nuevo en la distancia. Este golpe imprevisible de la vida ha de hacernos pensar y reencontrarnos. Sabemos que no es fácil, pero en ello tenemos que poner todos el alma.

martes, 8 de marzo de 2011

Siempre libres

Hablamos de igualdad con la vista en el pasado y somos conscientes de todo lo que hemos avanzado.

Tenemos conocimiento del último asesinato ocurrido ayer en la vecina Comunidad de Madrid y es evidente cuánto queda por conseguir.

Mientras una persona se crea superior a otra, mientras un hombre someta la libertad de ser y de existir de una mujer, tenemos que seguir en la brecha.

La base de la igualdad se encuentra en un concepto del amor en libertad y en el respeto a los silencios o a las palabras de la persona amada. Si amamos en libertad, la igualdad está más que asegurada.

Para ello la confianza en la persona amada ha de erigirse en el nudo gordiano de la relación:

Te quiero libre en nuestro amor
sin más dependencias
que las que tejen las manos;
y así, tú, libre en tu pensar,
yo libre en mi pensar,
nos iremos encontrando en los descansos
que el camino de la libertad
va estableciendo para nosotros.

Y entonces, y por unos segundos,
seremos prisioneros del amor,
porque así lo hemos deseado
tú y yo.

martes, 1 de marzo de 2011

Necesito un poema cada día

Necesito un poema cada día
que me llene de paz el sentimiento,
sentir que existe un verso en el aliento
para hacerme caminar cada mañana
a través de la vida.

Necesito la lluvia en la mirada
en el encuentro del lector con el poeta,
llenarme con su voz
-en las manos la palabra herida,
dispuesto el corazón
a fundirse en el mensaje-.

Necesito el compromiso del que escribe.
Su verso limpio y puro
en la avidez de mis ojos,
más allá del lirismo anacoreta,
tal como nace del corazón la voz en grito
-aún sangrando
en el regazo tendido de la libreta-.

Necesito encontrar la voz al viento
que declame conmigo la injusticia
en los versos anónimos de esos poetas
que buscan más allá de la mirada.
El sueño en la paz de la alborada
con la palabra de amor a ras del suelo
que nunca pide nada.

Necesito un poema cada día
que me llene de paz el sufrimiento.