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martes, 8 de marzo de 2011

Siempre libres

Hablamos de igualdad con la vista en el pasado y somos conscientes de todo lo que hemos avanzado.

Tenemos conocimiento del último asesinato ocurrido ayer en la vecina Comunidad de Madrid y es evidente cuánto queda por conseguir.

Mientras una persona se crea superior a otra, mientras un hombre someta la libertad de ser y de existir de una mujer, tenemos que seguir en la brecha.

La base de la igualdad se encuentra en un concepto del amor en libertad y en el respeto a los silencios o a las palabras de la persona amada. Si amamos en libertad, la igualdad está más que asegurada.

Para ello la confianza en la persona amada ha de erigirse en el nudo gordiano de la relación:

Te quiero libre en nuestro amor
sin más dependencias
que las que tejen las manos;
y así, tú, libre en tu pensar,
yo libre en mi pensar,
nos iremos encontrando en los descansos
que el camino de la libertad
va estableciendo para nosotros.

Y entonces, y por unos segundos,
seremos prisioneros del amor,
porque así lo hemos deseado
tú y yo.

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