Septiembre siempre evocará el mosto en los recuerdos, a pesar de la edad y de la distancia.
Me recuerdo adolescente, con la intensidad de aquél tiempo y el impulso de la edad, agarrado a la espuerta con mi amigo Manrique (el amigo sincero de la infancia que siempre permanece ) deseando que la tarde dilatase nuestras confidencias con el último racimo.
Con el paso del tiempo todo aquello permanece en un rincón del alma, inalcanzable ahora, pero con mayor nitidez cada septiembre. Como un recuerdo cristalino que me colma en el silencio cada vendimia.