rss
email
twitter
facebook

miércoles, 17 de noviembre de 2010

vida y muerte

Nacemos sabiendo que algún día habremos de morir y sin embargo no somos capaces de aceptar esta paradoja. No obstante la muerte es una parte intrínseca de la vida y nos acompaña a cada instante.
El sentido de permanencia condiciona nuestro comportamiento cada día y nos aleja de la percepción que deberíamos de tener de que lo único que poseemos es el instante que nos ocupa.
La vida transcurre a nuestro alrededor a velocidad de vértigo y pareciera que todo lo que tiene que ocurrir le ocurrirá siempre a los demás y jamás a nosotros mismos o los nuestros.
Pero de vez en cuando la muerte nos acecha en el resquicio albiazul de la mañana para sorprendernos cuando menos la aguardamos.
Y es entonces, en ese preciso instante, cuando se nos arrebata lo más preciado que tenemos, cuando de repente volvemos a entender la futilidad que la vida nos ofrece cada mañana con el corazón ajado donde la distancia no tiene retorno.

1 comentarios:

azafranín dijo...

Gracias Luis por expresar con tan bellas palabras sentimientos tan humanos. Pensamos que estamos preparados para todo, que podemos superarlo todo, pero qué terrible la ausencia y el recuerdo de nuestros seres queridos.