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miércoles, 10 de noviembre de 2010

Violencia de género

El maltrato a cualquier mujer (a cualquier persona) nos debería provocar siempre vergüenza.
Esta lacra social nos estigmatiza en un lugar del corazón donde la llaga no puede dejar jamás de sangrar, de supurar.
Esta sociedad adormecida, alienada, no puede permanecer pasiva ni ajena de lo que ocurre alrededor, en muchas ocasiones, en la vivienda de al lado.
Se hace preciso de todas las voces unidas para gritar al cielo (a los hombres maltratadores, por supuesto) que ¡basta ya! No podemos admitir ni una muerte más.
No es preciso aguardar a cada 25 de noviembre para llorar a las víctimas. Cada día del calendario es el 25 de noviembre:

No me digas que sí
porque es mentira.

No es verdad, amor mío,
que tú me quieras.

Me lo dice el dolor de esta mañana
y la herida mortal del sentimiento.
Me lo dice la lluvia en la ventana
y el color de tu ira en mi mejilla.

No me digas que sí
porque es mentira.

No es verdad, amor mío,
que tú me quieras.

Me lo cuenta la luz de tu mirada
y tu verbo veloz cuando me gritas.
Me lo dice la tarde en la distancia
y el temor a que vuelvas cada noche.

No me digas que sí
porque es mentira.

No es verdad, amor mío,
que tú me quieras.

Me lo dice el amor que ya no siento
y ésta lágrima lábil en mi mejilla.

1 comentarios:

Anónimo dijo...

Mientras los varones no hagan suya la lucha contra la violencia de género será mucho más difícil erradicarla. Por eso es un alivio y un maravilloso descubrimiento tu voz poética, Luis. Las mujeres necesitamos hombres con com-pasión, es decir, que compartan nuestra pasión, nuestro sufrimiento, que se coloquen en la posición y subjetividad femeninas, como haces tú, Luis, en este poema.