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sábado, 1 de diciembre de 2012

Poemas para vivir cada día

La última noche de amor


 

Hoy no encuentro el sentido

a la existencia
para seguir, amor, aquí viviendo.

Me pesa el corazón a ras del viento
como pesa la tarde
a través de la ventana.

Hay días en los que no existe mañana
donde poner los ojos y el camino
en la distancia del verso que me falta.

En la memoria
la última noche de amor
como un anhelo sin fin al que aferrarme.

No es sencillo volver a encontrarme
cuando, perdido, deambulo las estrofas
de un poema que quiero escribir.

Ayer hubiese sido mucho más sencillo
hacerme de beber del cáliz de los sueños.

Hoy, quizás, no tengo sed
para seguir, amor, ante los días
con la brújula perdida en la distancia.

No saber adónde voy es desconsuelo
que debo superar en cada rima.

Dejarse llevar del sentimiento es mi fe.
Después un trozo de papel se ha llenado
de palabras y de pensamientos.

Te descubro de nuevo en mis adentros
para alcanzar, al menos, la puesta de sol.

Cerrar los ojos. No pensar en nada.
Saber que he de despertar mañana
con los primeros rayos del sol en la persiana
llenándome de nuevo el corazón…

Y a debatirme de nuevo en otro día.
Yo luchando por vivir cada segundo
con las manos en el verso al descubierto.
Y la mente confundiendo el pensamiento
para hacerme de dudar si en cada rima
soy ficticio o soy real.

Despertar de nuevo.
Volver a comenzar.
Y en la cuartilla el desenlace del combate.

Un poema sin título y una esperanza
nos incitan de nuevo a caminar.

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