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domingo, 30 de septiembre de 2012

Poemas para vivir cada día

Hay tardes sin fecha

Hay tardes sin fecha
y días sin calendario
en los que es mejor dejarse llevar.
Sentir los rayos del sol quemándome en la nuca
mientras los niños corren por el parque
y un libro de poemas me sostiene en pie
desde las manos.

Hay tardes con fronteras insalvables
y vallas de espino en la mirada.
Tardes sin sentido en mitad de la semana
que nos sorprenden al llegar el mediodía.

Son tardes como ésta en la que escribo
un poema de amor de ras del viento
y preparo meriendas a mis hijos
con el último verso en la cocina.

Son tardes que me llaman y me gritan
con la voz del silencio en las esquinas.
Tu mirada queriéndome encontrarme.
Y mi verso perdiéndose en buscarte.

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