IV
Nos pesaba la existencia
como una losa de mármol
en el día a día.
Hubiésemos querido vivir en el mañana
y evitar así el sufrimiento
del instante,
el paso del segundo sobre el rostro
que marca su destino.
Una angustia vital
nos hilvanaba el momento
y la ansiedad del reloj
nos irritaba los ojos.
Nos preocupaba el anonimato
en mitad del bullicio
y el tiempo (la vida) era una carrera
intentando conseguir cualquier prestigio
que a la vuelta de la esquina
yacería en el olvido.
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