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jueves, 28 de abril de 2011

Día Internacional de la Seguridad y la Salud en el trabajo

El trabajo nos da la posibilidad de participar plenamente del tiempo y del espacio que nos ha tocado vivir.


Además no hace indepedendientes.


Por eso, al trabajo, al tajo, hay que ir a ganarse la vida no a perderla. La formación de los trabajadores es fundamental. La exigencia de los equipos de protección individual y de las medidas colectivas, la red a la que aferrarnos a la vida.


En mi experiencia como autoridad laboral no he sentido un dolor más intenso que cuando un trabajador sufre un accidente mortal. En el poema que acompaño intento atrapar esas dolorosas sensaciones:

Donde el corazón no tiene cura


Cada accidente laboral mortal
era un golpe de azada
en el corazón herido.

Profundizar en el conocimiento
de los detalles familiares
me horadaba la fortaleza
que la distancia pone.

Y llorar jamás fue suficiente
para hacerme olvidar
cada situación
y cada nombre.

A veces hubiese sido mejor
mantener el anonimato
que la razón impone,
y dejar de lado al corazón
que en cada latido
me hacía sentirme vivo.

Y a pesar de la sensibilidad
que creía perder
en la contienda política,
cada nueva muerte
volvía a ahondar
la profundidad de la herida
con la azada clavada
donde el corazón no tiene cura.

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