Correr
Correr.
Querer llegar adónde.
Cruzar a ritmo de relámpago
las horas y los días,
ahíto de cansancio.
Dejarme en los recodos del instante
la piel en un momento
-irrepetible cada segundo
en la circunstancia que me ocupa-.
Saber que me desgasta
la huella en el camino
-cansado de distancia y de horizontes
que nunca he de alcanzar-.
Y volver a correr
después de una parada
-leve descanso
para recuperar el aliento y la palabra,
el beso de la tarde
en el aroma más preciso-.
Y después de una carrera…
Otra carrera…
Y otra detrás de otra.
Y al final
regresar al mismo punto.
Mucho más viejo y desgastado,
quizás más pausado y tranquilo.
Con la sabiduría en la blancura de las canas
y en las arrugas de la frente.
Es entonces leve el susurro del tiempo
y en las manos nos cabe la prisa de siempre.
Es entonces el día
el momento más bello.
Y saber que cada segundo se marcha
y ya no vuelve jamás
nos hace más sinceros para con nosotros mismos.
Correr.
Querer llegar adónde…
0 comentarios:
Publicar un comentario