Aprendí a conocerme en los instantes
Aprendí a conocerme
en los instantes,
en el espacio interminable
del tic-tac del reloj,
en el destello azul
de tu mirada
y en la sonrisa eterna
de tus labios,
en los detalles precisos
de cada momento.
Intenté buscarme
y conocerme
en la noche sin fin
de nuestro encuentro,
en la claridad omnipresente
del día
y en el punto más álgido
de cada orgasmo.
Y cada vez que estaba cerca,
tan sólo a un paso
de mí mismo,
mi yo se difuminaba
en el más absoluto silencio,
en la nada más devastadora.
Y fui comprendiendo
entonces…
que en la búsqueda desesperada
de mí mismo
me olvidaba de ti,
de que no se puede separar
una parte del todo…
Y así llegué hasta nosotros.
Y al llegar a ti,
llegué a mí…
Y aprendía a conocerme
en los instantes,
en el espacio interminable
del tic-tac del reloj;
en el destello azul
de tu mirada
y en la sonrisa eterna
de tus labios,
en los detalles precisos
de cada momento,
porque ya no éramos dos
sino un mismo nosotros
en el espacio albiazul
de nuestro encuentro.
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