Con este poema quiero contribuir, poner mi empeño, gritando a los cuatro vientos de la tarde, que mujeres y hombres, hombres y mujeres, tenemos que ser iguales en derechos y en deberes.
Despojadme del sexo.
Quitadme el género.
Dejadme tan sólo el nombre
para unir al vuestro.
Construyamos al unísono
un mismo espacio compartido
en el que respetemos ambos
los silencios necesarios
y los usos del tiempo
precisos para ser nosotros.
Pongamos en común nuestro proyecto
desde el sentido exacto
de la amistad que compartimos.
Y desde esa conjunción de espacios
aprendamos a respetarnos juntos
para entender como cada mañana
nace la vida.
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