Cada 21 de marzo celebramos el día mundial de la poesía.
Si algo ha caracterizado a través de los siglos a la poesía ha sido la capacidad de convertirse en referente intrínseco a la expresión del amor.
Hablar de poesía es activar en el subconsciente un espacio donde la interpretación del mensaje nos habla de amor, anticipándose a todo lo demás.
Mi contribución humilde y sincera a este Día Internacional tiene nombre de amor:
Ponme un nombre de amor
entre los labios
que me haga sentir
el mar y el cielo,
del color del rosal
-sol terciopelo-
sin espinas de sal
entre los dedos.
En tus manos de flor
me acerco al sueño
de la ola en la arena.
Y en la espera de luz
-sed del arroyo-
con mi nombre
en tu voz
-susurro al viento
de la tarde que se pierde
en la distancia-
alcanzo el cielo.
Ponme un nombre de amor
a ras del suelo.
Si algo ha caracterizado a través de los siglos a la poesía ha sido la capacidad de convertirse en referente intrínseco a la expresión del amor.
Hablar de poesía es activar en el subconsciente un espacio donde la interpretación del mensaje nos habla de amor, anticipándose a todo lo demás.
Mi contribución humilde y sincera a este Día Internacional tiene nombre de amor:
Ponme un nombre de amor
entre los labios
que me haga sentir
el mar y el cielo,
del color del rosal
-sol terciopelo-
sin espinas de sal
entre los dedos.
En tus manos de flor
me acerco al sueño
de la ola en la arena.
Y en la espera de luz
-sed del arroyo-
con mi nombre
en tu voz
-susurro al viento
de la tarde que se pierde
en la distancia-
alcanzo el cielo.
Ponme un nombre de amor
a ras del suelo.
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