En
la Franja de
Gaza
la
palabra herida,
sangrando
la inocencia
mutilada
por las calles.
En
la Franja de
Gaza
la
vergüenza nos culpa
a
esta sociedad impasible
que
observa desde la distancia.
Ni
los niños masacrados
nos
remueven las conciencias
a
este mundo “desarrollado”
que
mira para otro lado.
Esta
lucha histórica
dura
ya demasiado.
Este
genocidio permanente
necesita
cordura.
En
la Franja de
Gaza
nos
debemos la paz,
antes
de que el exterminio
nos
desborde las pupilas.
En
la Franja de
Gaza
nos
urge la palabra,
para
que juntos construyamos
un
espacio para el encuentro.
Luis Díaz-Cacho
Campillo
29
de julio de 2014